viernes, 23 de octubre de 2020

Camino a la muerte



Ciertamente, el camino a la muerte no siempre es sencillo ni rápido. Muchas veces desde la ceguera, no somos conscientes de la importancia de un estilo de vida saludable, incluso llegamos a ser tan extremistas y decimos que nos cuidemos o no, todos moriremos, sin pensar que somos responsables en añadir calidad de vida a los años que nos quedan por delante.

Pero somos unos putos egoístas, el libre albedrío es un arma de doble filo que nos lastima a nosotros mismos, porque nuestra cotidianidad suele estar contaminada por los hábitos más perjudiciales para nuestro cuerpo, pareciera no importarnos, o peor aún lo ignoramos; y allí seguimos sentados y acostados sobre el sedentarismo, fumando, ingiriendo alcohol, comiendo cualquier porquería: grasas, harinas, azúcar, sal…, dejando a un lado los nutrientes de las frutas y vegetales, buscando excusas para no hacer algún ejercicio físico. Así, la escritora estadounidense Sherry Argov, explica que es más fácil formar hábitos malos que buenos, porque los buenos hábitos requieren un esfuerzo consciente.

En este orden de ideas, la Organización Panamericana de la Salud estima que si cuatro factores de riesgo conductuales fueran eliminados (lo cual es posible, ya que son comportamientos modificables) como son el consumo nocivo de alcohol, el sedentarismo, el tabaquismo y los hábitos inadecuados de alimentación, se podría prevenir el 80% de las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y los casos de diabetes de tipo 2 y más del 40% de los cánceres.

Personalmente, los últimos siete meses me he dedicado a practicar hábitos saludables como caminar, correr y hacer yoga, no ha sido nada fácil, he tenido que sacrificar muchas cosas, luchar contra la abstinencia, aprender a gestionar mi tiempo, me he exigido constancia, disciplina…, ahora me arrepiento de no haber empezado antes, porque los beneficios que he conseguido son increíbles: ya la ansiedad no hace estragos conmigo, me siento con mejor ánimo, respiro mejor, tengo un mayor control de mis emociones y de mi cuerpo. Todavía me falta aprender mucho más, y admito que hay días que no quiero ni levantarme de cama por los dolores de piernas, pero al ejercitarme la química cerebral se encarga de generarme sensaciones indescriptibles y me siento lleno de energía.

Ocasionalmente, cuando voy corriendo, me pregunto: ¿por qué lo haces, Chin? Y me respondo: por todos los años que me maltraté a mí mismo con malos hábitos, porque me siento poderoso, porque quiero un sistema inmunológico fuerte para no contagiarme de coronavirus, porque muchas personas enfermas están postradas en una cama y no pueden ni moverse, yo aún puedo y quiero hacerlo, y eso me hace sentir privilegiado y bendecido. Además, no es mi deseo ser una carga para mis familiares, pienso en el hecho de enfermar y que alguien tenga que limpiarme el culo porque yo no pueda hacerlo y, definitivamente, eso me impulsa a seguir adoptando un estilo de vida saludable.


“Si alguien busca la salud, pregúntale si está dispuesto a evitar las causas de la enfermedad; en caso contrario, abstente de ayudarle”. Sócrates