Me arrodillé
y busqué tus labios
con el irrefrenable deseo
de degustarlos,
allí estaban:
pétalos henchidos
y sonrosados,
ofrendándose abiertos
y afrodisiacos
con esa humedad Bartolini
en ribetes excitados
decorando la periferia
de tu piélago cálido
y enigmático.
Aly Davis Pérez
20 de diciembre, 2019
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